30/11/14

El colapso nuestro.




Una economía basada en el consumo, en su crecimiento Ad infinitum, no tiene futuro.Ese paradigma capitalista neoliberal está agotado en los países más avanzados. El ciudadano quiere vivir mejor, no tener más cosas que sólo te hacen desear más cosas y así hasta el agotamiento. Conocimiento,cultura, sabiduría, salud, crecimiento personal, equilibrio, solidaridad,cuidado del medio ambiente,calidad de vida; son los pilares sobre los cuales ha de girar y desarrollarse la nueva economía, la nueva sociedad, harta de lo antiguo y de sus políticos. El ciudadano, la sociedad civil tiene más claridad de ideas, mejor visión que los empresarios y sus mariachis los políticos; sean éstos, los empresarios, grandes o menos grandes; los pequeños empresarios son para analizar aparte a pesar de que participan también de muchas de las caraterísticas de los grandes; pero se merecen una pausa.
Los grandes empresarios sólo ven sus intereses, viven para realizarse mediante la acumulación; la sociedad para ellos es un generador de necesidades y por lo tanto de consumo. Y no tienen límite, quieren ganar cada día más y así hasta el infinito. Sólo son si tienen, y son más si tienen más.
Una diabólica combinación que es la sustancia del sistema y el germen del colapso.
El ciudadano ha descubierto, por fin, que viviendo bajo este paradigma sólo gana una minoría, la mayoría es el caldo de cultivo de la riqueza de los menos.
Un nuevo paradigma que se aleje de la acumulación, que busque el bienestar colectivo, el desarrollo del indivíduo, que potencie la cultura.
En este colapso están muchos países, Japón y la mayoría de los desarrollados.

8/11/14

La corrupción y el ninguneo: el renacimiento de una vieja conciencia.




Vivimos tiempos difíciles desde hace ya algunos años.
Difíciles por la crísis desde luego, pero hay algo que me preocupa más.
No descubro nada si digo que la corrupción generalizada en las élites gobernantes es un enorme problema y tendrá un peso aún no medido en el futuro.

La sensación de impunidad que han tenido desde siempre nos ha llevado a esta situación; las formas franquistas enquistadas en nuestro ADN son su materia primigenia.
Su desprecio al populacho, la prepotencia en sus formas, el saberse ganadores y opresores.
Pero sólo fueron impostores que se apropiaron de los puestos dejados libres por todos aquellos que eliminaron o se fueron.
Las élites españolas  se nutrieron de aquellas esencias fueran de un color o de otro.
Su discurso vacío, mentiroso, lleno de desparpajo, falto de escrupulos, tiene su origen en formas antiguas que, por no ir más lejos en el tiempo trufan los pronunciamientos de nuestros gobernantes desde hace generaciones.
Siempre nos han ninguneado, eliminado, atropellado, para salirse con sus intereses.
Siempre han sido conscientes de que necesitábamos pan y nunca nos unimos para echarlos.
Muchos de nosotros les apoyaban. Por interés la mayoría (por llegar a ser como ellos), otros muchos por miedo y unos pocos por desconocimiento.
Así llevamos siglos, y por centrarme decenios.
La corrupción que sufrimos la hemos fomentado, nuestras élites los primeros y nosotros después al reirnos y ensalzar a los "listos".
Ahora tenemos la oportunidad de cambiar las cosas de una vez por todas.

En pocos meses llegan las elecciones y podremos dar un paso para cambiar las cosas.
Existen más opciones que antes al romperse el bipartidismo instalado y repartidor.
Queremos mejorar, todos los de abajo seamos del color que sea.
El fin de las ideologías no ha engendrado una sociedad equilibrada, centrada y feliz.
La sociedad neoliberal y globalizada ha puesto al descubierto algo que parecía haber desaparecido: desigualdades crecientes y una sociedad más maniquea; los que están arriba y los de abajo.
Siendo los de abajo un conglomerado variopinto y de amplia trancha de ingresos pero que son ninguneados.

Hemos redescubierto una dura realidad: si no nos ocupamos día a día de controlar a los poderosos y/o gobernantes, éstos intenta apropiarse de todo diciéndonos lo que sea para seguir chupando.
Por ello la mayoría ninguneada debe administrar la sociedad y crear las normas necesarias para que nadir la ningunee en el futuro. Ni los suyos.
Una sociedad equilibrada que no igualitaria.
Somos muchos, los que más sin lugar a dudas.
Seguro que podemos.








6/7/14

Hoy tenemos los medios...




Siempre digo que vivimos mejor que nunca; que la gran mayoría de nosotros, el pueblo llano, los trabajadores, las clases medias,etc...vivimos como jamas hemos vivido. Y que a pesar de los retrocesos puntuales que sufrimos estos años de crísis, el resultante es todavía positivo. Eso sí mirándolo desde la perspectiva occidental, mirándolo desde nuestra butaca de país privilegiado, que lo es en parte por la explotación que mantenemos sobre los países más pobres. Nuestras estructuras sociales, productivas y de comunicación desarrolladas hacen el resto.
Desde luego cualquier habitante de los países pobres, los países abandonados,explotados (por los de fuera y por los de dentro), sí, cualquier persona que tenga la desgracia de vivir en esos lugares se reiría al leer estas líneas.
La explotación en esos lugares es cada día más dura, más salvaje. Una pobreza extrema mantenida a través de los siglos, un hambre ancestral que aún hoy no es saciada.
Una pobreza y un atraso que son cada día más patentes; mientras el primer mundo avanza de forma geométrica (debido a sus estructuras modernas y a su posición de privilegio), el tercer y cuarto mundo se hunden en el lodazal de la corrupción,la falta de democracia,los privilegios inmensos de unos pocos, las guerras,el hambre y el resto de plagas que vemos cada día en los medios de comunicación y cuando viajamos a ellos.
Sólo hay que pararse un poco a pensar para darse cuenta de lo injusto y terrible de la situación.

Los atropellos son tantos y tan dramáticos que me resulta difícil a veces exponerlos. Y como digo son hoy peor que hace siglos. En un mundo más primitivo las diferencias eran menores, la vida era más sencilla y un ser humano era pleno con menos. Y no digo que antes fuera mejor porque todos estábamos peor, no, sino que a pesar de las injusticias imperantes en tantos sitios el ser humano podía ser materialmente feliz con menos artificios. La diferencia entre el primer mundo y el resto era menos llamativa.
Y, aunque este tema da para otro análisis, no olvidemos la presión demográfica, hoy absolutamente brutal.

La huida masiva de habitantes de países en guerra, de países depauperados que son incapaces de dar unos mínimos a su población, lugares donde matan,esclavizan y abusan de las personas de forma sistemática, lugares que no ofrecen ningún futuro a sus pobladores que no sea el hambre y la pobreza eternas.
Lugares que persiguen a los demócratas, a los que piensan diferente y a veces a los que sólamente piensan.
Lugares que son invadidos por otros y sojuzgan a sus moradores, matándolos si no se someten.
Estos son síntomas evidentes de un mundo enfermo, una situación que nos está explotando en nuestras caras y que se da por el abandono de los deberes del gobierno mundial.

Hoy tenemos los medios para cambiar esta situación, los gobiernos tienen las herramientas para ello; los habitantes del primer mundo tenemos la obligación de exigir justicia para nuestros países y consiguientemente para el resto.
Esos es, debemos evitar que la corrupción impere en nuestros gobiernos y clases dirigentes. Debemos buscar el gobierno para todos y eliminar la ley de la jungla que se resiste a morir alimentada por los cachorros neoliberales que sólo miran el corto plazo sin darse cuenta de que el mundo debe ser más justo o no será.

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